viernes, 3 de diciembre de 2010

Disculpe, ¿el aula de Apoyo, por favor...?



La revista “Cuadernos de Pedagogía” recoge en su número 406 de Noviembre de 2010 un interesante artículo de unos cuantos compañeros miembros del Grupo Escuela Inclusiva y Educación Secundaria del MRP Adarra, acerca de prácticas inclusivas para el éxito escolar.

El artículo resume la idea de que “la intervención coordinada de dos profesores en el aula es una de las prácticas concretas que han demostrado su eficacia para favorecer el éxito de los alumnos con dificultades. Bastante fácil de implementar, permite aprovechar al máximo los recursos disponibles en los Centros para hacer realidad la escuela inclusiva”.

En efecto nuestro Centro, siguiendo esta línea de potenciar la heterogeneidad en sus aulas y apostar por la vía de la no segregación de ningún alumno/a fuera de las mismas, decidió “eliminar” su aula de apoyo. Físicamente, este espacio no existe. Y realmente las mejoras, desde el punto de vista de la convivencia, de la integración del alumnado con necesidades educativas especiales y de su mejor rendimiento, son notables.

¿Cómo trabaja entonces el profesor/a de pedagogía terapeútica? A principio de curso y en reunión mantenida con el Departamento de Orientación, se coordina la entrada de la profesora de apoyo en las materias instrumentales de Matemáticas, Lengua Castellana e Inglés, de aquellos cursos en los que tenemos alumnado con déficit.

Una premisa importante es la coordinación curricular. Aquello que esté trabajando el titular de la materia deberá ser trabajado, al máximo nivel posible, por el alumnado objeto de la atención educativa. La profesora de apoyo entra entonces en el aula donde se encuentra este alumnado y comparte la misma con el profesor de la mataria. Nadie por tanto abandona el aula; por el contrario, más personas entran dentro de ella.

Una vez que hemos asegurado una heterogeneidad dentro de cada curso, el profesor titular, que ya sabe las horas en las que trabajará de forma coordinada con la compañera de Apoyo, organiza el grupo clase en tres grupos heterogéneos, de modo que los alumnos con déficits estarán repartidos entre éstos.

El titular prepara entonces tres grupos de actividades, de la misma manera que si se tratara de un grupo interactivo. Las sesiones se dividen en tres tandas, cada una de veinte minutos. En cada tanda, dos grupos estarán dinamizados por el profesor/a titular y por la profesora de apoyo; un tercer grupo siempre estará libre. El hecho de repetir estas dinámicas hace que el alumnado acabe acostumbrándose a las mismas, adquiriendo cada vez más autonomía de trabajo en equipo, aún sin voluntario en el mismo.

Cada veinte minutos los profesores/as rotan de grupo, y de este modo se completan las tres fichas de actividades que todo el alumnado habrá de realizar.

Las ventajas son múltiples. En los grupos en los que hay presente un profesor/a, éste se encargara de dinamizar el grupo, de potenciar los aprendizajes dialógicos, de garantizar que todo el alumnado comprenda las activades/tareas, y sobre todo de asegurarse que los alumnos de más nivel expliquen las tareas de adaptación a los alumnos/as (si los hubiere) de menor nivel.

Logramos una plena integración de los alumnos con necesidades educativas especiales. Todos trabajan de forma cooperativa y el nivel académico podemos elevarlo.

Por supuesto este planteamiento es la estrategia “base”. A partir de aquí y siempre que nos sea posible, procuramos introducir más personas voluntarias dentro del aula. En algunos casos recurrimos al personal no docente: administrativa, conserjes o compañeros/as de otras materias.

Como es lógico, siempre existen casos puntuales que pueden precisar una atención individualizada. Para alumnado con adaptación curricular significativa es válido que de forma muy concreta sea atendido fuera de su aula de referencia; pero la premisa es que esta práctica sea poco habitual.

Todos nuestros alumnos/as, por fortuna, comparten el mismo espacio de aprendizaje y estímulo: su propia aula.

Por cierto, la placa que rezaba “Aula de Apoyo” está en la basura.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Congreso sobre convivencia escolar y participación del entorno educativo



Eugenia Parra Alaminos, coordinadora del voluntariado y José Luis Sánchez Gómez, Director del IES Gregorio Salvador, junto al moderador de la mesa en el Taller sobre redes municipales

Los pasados días 25, 26 y 27 de octubre de 2010 ha tenido lugar en Palma de Mallorca el quinto Congreso sobre Convivencia Escolar y Participación del Entorno Educativo. Tal y como recoge su página web, los objetivos de este Congreso han sido promover un escenario de encuentro entre responsables de convivencia, profesorado, equipos directivos, familias, municipios, representantes del Ministerio de Educación y de las Administraciones educativas de las Comunidades autónomas; reflexionar sobre las estrategias de mejora de la convivencia desde la perspectiva de la intervención colaborativa con el entorno socioeducativo; profundizar en los factores clave para la mejora de la convivencia y el éxito educativo; y conocer las estrategias y buenas prácticas que permitan la mejora de la convivencia. El ministerio de Educación ha seleccionado aquellos Centros educativos propuestos desde cada Consejería; el IES Gregorio Salvador ha sido uno de los afortunados en asistir como ponente en este Congreso.

Las intenciones que se planteaban en este Congreso eran magníficas. La puesta en escena impecable. Sin embargo, los que allí fuimos invitados nos volvimos con la sensación de que las altas expectativas no se han cumplido. En efecto al Congreso hemos asistido representantes de todos los sectores de la comunidad educativa, en torno a las cuatrocientas personas. El sector familiares, que participó el primer día en una mesa redonda, no supo aprovechar la magnífica ocasión para llevar a cabo propuestas concretas, para establecer nuevas líneas de actuación y forzar el compromiso de los equipos directivos, colegios e institutos de aumentar la participación y democratización de los centros educativos, más acordes a la nueva sociedad informacional. Por el contrario, las distintas intervenciones que se sucedieron se basaron en una serie de tópicos acerca de la necesidad de participación (obvia por otra parte para los que allí estábamos), que no se concretó en nada.


Ana Espín, asesora del CEP de Baza, José Luis Sánchez y Eugenia Parra del IES Gregorio Salvador, Elena, orientadora y Juan Antonio, del Gabinete de Convivencia e Igualdad de la Delegación de Granada

El segundo día, los talleres recogieron las diferentes prácticas y propuestas de distintos centros de primaria y secundaria de toda España. Y claro está, hubo de todo, desde experiencias altamente interesantes a otras que no aportaron absolutamente nada.

Un mensaje claro y palpable, en el que ya toda la comunidad educativa coincide: sólo desde la necesaria participación real, efectiva y consensuada de todos los sectores de la comunidad es como el sistema educativo logrará la excelencia en la convivencia y por tanto en los niveles académicos que tanto necesitamos. Y desde esta perspectiva, una vez más pudimos comprobar los allí asistentes que la filosofía de Comunidades de Aprendizaje es la propuesta pedagógica que mejor integra de forma efectiva el entorno escolar en la vida de los Centros. No existe otro proyecto que aúne de una forma tan operativa al profesorado, familiares, voluntariado, asociaciones, ayuntamiento y entidades locales para lograr el éxito académico de todos y de todas.

Sin duda, los tres pilares en los que se sustenta el proyecto: el Instituto, el Centro de Formación del Profesorado y el Gabinete de Convivencia e Igualdad de la Delegación. Gracias a la labor de Ana Espín y de Juan Antonio, personas que siempre han apostado por Comunidades de Aprendizaje

Eso sí, nos llevamos el contacto con todos aquellos compañeros y compañeras que tienen la convivencia como bandera; personas que creen en esa otra escuela inclusiva, en la que todos y todas tienen cabida.


viernes, 14 de mayo de 2010

JORNADAS PROGRAMA ARCE EN MADRID

Julio, María José, José Luis, Adoración, Juan Francisco y Ana en las jornadas del proyecto Arce

Los días 7, 8 y 9 de mayo, el Ministerio de Educación organizó en Madrid unas Jornadas sobre el "Programa ARCE" de agrupaciones entre centros educativos e instituciones públicas del ámbito de la educación. El objetivo ha sido presentar este programa de cooperación territorial y facilitar un espacio de encuentro entre profesionales de diferentes centros educativos e instituciones de las distintas comunidades autónomas interesados en elaborar proyectos comunes que incidan en la mejora de la calidad de la educación, con el fin de participar en la próxima convocatoria.

Ha sido una experiencia altamente satisfactoria. De entre las muchas propuestas ofrecidas por los centros (hasta un total de 108) una de las que más sonaron en las jornadas fue la propuesta de Comunidades de Aprendizaje. Interesados en esta filosofía de trabajo nos encontramos varios centros de diferentes comunidades autónomas, tanto de primaria como de secundaria: El CEIP SANTA ENGRACIA de Badajoz con Juan Francisco Cabanillas Baena y Julio Galeano Asensio; CRA LA ENCINA, de la provincia de Badajoz (Valdetorres, Manchita y Cristina), con Ana Pizarro Escribano; el CEIP MARE DE DEU, de Terrasa con Sara Ortega; el CEIP VICENTE ALEXANDRE de Ceuta con Isabel Lorente García; el IES MIGUEL DE UNAMUNO, de Vitoria, con Adoración Díaz de Cerio Zuñiga y Mª José Rodríguez Ortiz de Murua; y el IES GREGORIO SALVADOR de Cúllar (Granada) con José Luis Sánchez Gómez.

Nuestro interés es colaborar conjuntamente para mejorar y enriquecer la practica educativa de los centros que vamos a participar en esta agrupación.

Centros alejados entre si y con realidades muy diferentes que sin embargo compartimos una serie de sueños y afinidades comunes: la idea de una escuela inclusiva, donde la participación y la democracia llega hasta sus más recónditos espacios. Tras conocernos, se decidió hacer dos grupos en función de los niveles de desarrollo del proyecto en los diferentes centros. Por una lado los centros CRA La Encina, el CEIP Mare de Deu y el IES Gregorio Salvador; por otro el CEIP Santa Engracia, el CEIP Vicente Alexandre Y El IES Miguel de Unamuno.

No es fácil lograr la coordinación necesaria para emprender proyectos de esta envergadura. Comunidades necesita no solo del profesorado, sino de toda la comunidad educativa, donde los familiares juegan un papel fundamental. En cualquier caso, cuando logramos poner de acuerdo a diferentes personas, la idea de un proyecto compartido nos une más si cabe, en la esperanza de avanzar en una misma dirección.

Conocer personas de lugares muy diferentes siempre nos enriquece. Si además nos unen sentimientos parecidos, ilusiones similares y proyectos comunes, la idea de Comunidades de aprendizaje seguro que adquiere dimensiones mucho mayores.

Recuerdos y saludos a todos los que participasteis en las jornadas. Si los proyectos siguen adelante será un privilegio compartir experiencias; en caso contrario, ha valido la pena el contacto.

Ilusión y esperanza. Comunidades debe avanzar, poco a poco, pero con la convicción necesaria para convencer y enriquecernos. Hasta pronto compañeros y compañeras.

sábado, 20 de marzo de 2010

Una "mentira" incómoda






Si en algo coincide la práctica totalidad de la comunidad científica internacional en materia de pedagogía es en que la escuela de este nuevo siglo XXI tiene que caminar en la senda de la inclusividad, la participación y la democracia. Los Centros de Primaria y Secundaria tenemos la obligación de romper con los viejos esquemas de una escuela industrial y comenzar a poner los cimientos de la nueva escuela informacional.

El proyecto included, dentro del Programa marco de la Unión europea constituye el mayor proyecto de investigación en materia educativa jamás iniciado. Sus conclusiones no dejan lugar a la duda: los centros educativos tienen que partir de la organización heterogénea de sus aulas, admitir a todo el alumnado evitando la exclusión de éste, y potenciar el diálogo y el trabajo compartido con otros adultos dentro de la clase. El informe recoge en definitiva todas aquellas prácticas educativas que están demostrando éxito a nivel internacional. Países como Finlandia y todos aquellos que lideran las pruebas PISA desde hace años vienen tomando nota de este tipo de políticas educativas. Recogida en su ley de educación, la escuela finlandesa tiene prohibida la segregación y separación de su alumnado fuera del aula de referencia.

Y el sistema educativo español, como viene siendo habitual en estas últimas décadas, sigue ajeno a todas estas realidades pedagógicas. La Junta de Andalucía está proclamando, con orgullo y como eslogan de su política educativa, el ideal de una escuela bilingüe. Una escuela que se basa en la segregación parcial de su alumnado en función de sus ritmos de aprendizaje, práctica completamente contraindicada por todos los informes de la comunidad científica. Los institutos y colegios andaluces bilingües basan su modelo de organización en separar en cada curso y en diversas materias aquellos alumnos/as que recibirán una enseñanza bilingüe en grupos independientes de los que no la recibirán. Se están creando de esta manera en estos institutos agrupaciones de alumnos de primera y de segunda. Sobra decir que los alumnos admitidos en los grupos bilingües son los de mayor rendimiento académico. Es evidente que en la mayor parte de los casos tales alumnos, además, reciben una enseñanza de idiomas en horario ajeno, pagado por sus padres, o simplemente son los que han tenido mayores oportunidades de viajar al extranjero o pagarse una academia.

Esta línea de actuación es lamentable. La escuela pública, lejos de tratar de transformar su entorno y equiparar a los alumnos menos favorecidos para darles las mismas oportunidades, está potenciando de forma indirecta la creación de centros educativos en los que se agrupan al alumnado por ritmos y niveles académicos. Está demostrado que los únicos grupos que funcionan son aquellos que manifiestan una heterogeneidad entre sus integrantes. Los alumnos de altas capacidades pueden así ayudar a aquellos otros de menor nivel. ¿Qué hacemos cuando todos los alumnos de elevado nivel están, como mínimo en la mitad de las materias, en un grupo frente a todos los demás alumnos (repetidores, con adaptaciones, etc.) que están en otro? ¿Cómo trabaja la atención a la diversidad un profesor/a que le toca el grupo no bilingüe? ¿Qué clima de trabajo se genera en un claustro donde hay profesores bilingües que solo dan clase en los grupos “de elite” frente a otros que únicamente dan clase en los grupos “gueto”? ¿Qué expectativas de mejora podemos depositar en los grupos no bilingües donde está todo el alumnado conflictivo, disruptivo y desmotivado?

Y esta segregación no es en modo alguna exagerada. En un centro bilingüe de línea dos tan solo cabría este modelo de organización expuesto. En cada curso, desde primero hasta cuarto, existirían dos posibles grupos: uno el bilingüe y otro con el resto del alumnado. O lo que es lo mismo: en cada curso, un grupo con el alumnado brillante, motivado, normalmente de nivel socio económico medio elevado; en el otro los alumnos repetidores, desmotivados, disruptivos, con adaptaciones curriculares y de nivel socio económico medio bajo, repartidos de esta manera en al menos el 50% de las materias (sería interesante saber si en las materias no bilingues el alumnado vuelve a repartirse de forma equilibrada). Es decir, justo la antítesis de lo que promulga la comunidad científica. La homogeneidad como principio de organización frente a la heterogeneidad. La exclusión por ritmos de aprendizaje frente a la inclusión. Los “alumnos y alumnas andaluces bilingües” venden en los medios de comunicación.

La Junta se está equivocando con esta planificación del bilingüismo en sus centros. Naturalmente que el aprendizaje de un segundo idioma es clave para la nueva sociedad informacional. Pero existen otros modelos de organización que no priman la segregación del alumnado. Y los más perjudicados serán, como siempre, los alumnos y alumnas que no han tenido la suerte de “caer” en un grupo bilingüe.




Premios a la Promoción de la Cultura de Paz


La Consejera de Educación de la Junta, la Delegada de Educación de Granada y el Director del Centro
La humildad muchas veces oculta la satisfacción del reconocimiento, de la labor bien hecha. Recientemente, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha otorgado al IES Gregorio Salvador el cuarto Premio a la Promoción de la cultura de Paz y de la no violencia. Hemos sido seleccionados de entre todos los centros de primaria y de secundaria de toda nuestra comunidad. Y como todo premio recibido, no podemos ocultar nuestra gratitud y alegría, nuestra enorme satisfacción por una labor de tres años encaminada a hacer de nuestro centro una auténtica escuela inclusiva, participativa y democrática.
Este premio va dirigido a todos los sectores de nuestra comunidad. Al profesorado, que poco a poco ha ido asumiendo de forma voluntaria la filosofía de comunidades, implicándose en las diferentes actividades que lo conforman. Y por supuesto a nuestro voluntariado cuya actitud altruista y desinteresada está permitiendo hacer de nuestro entorno una realidad que poco a poco va transformándose. Ya ha quedado de manifiesto en varias entradas de este blog, pero vuelvo a recalcar la importancia de este colectivo, en su mayor parte formado por madres de nuestros alumnos y alumnas, que están dedicando una parte de su tiempo a la formación de nuestros alumnos y alumnas, a lograr que alcancen el máximo nivel educativo posible, huyendo de los planteamientos compensatorios que tanto mal y tanto perjuicio están ocasionando en nuestro sistema educativo, causa principal del elevado índice de fracaso escolar y de abandono de nuestras aulas.
Y por supuesto este premio va para nuestros alumnos y alumnas, principales beneficiarios de la labor educativa que entre todos y todas estamos llevando a cabo en el Centro. Son las ventajas y bondades de un modelo de escuela inclusiva donde todas las personas ayudan en la tarea educativa, incluido el espacio del aula.
Ahora queda lo más difícil. Mantener el espíritu y la ilusión de Comunidades, mucho más allá de personas concretas, como una forma de enraizar el proyecto dentro de toda una comunidad educativa.