sábado, 20 de marzo de 2010

Una "mentira" incómoda






Si en algo coincide la práctica totalidad de la comunidad científica internacional en materia de pedagogía es en que la escuela de este nuevo siglo XXI tiene que caminar en la senda de la inclusividad, la participación y la democracia. Los Centros de Primaria y Secundaria tenemos la obligación de romper con los viejos esquemas de una escuela industrial y comenzar a poner los cimientos de la nueva escuela informacional.

El proyecto included, dentro del Programa marco de la Unión europea constituye el mayor proyecto de investigación en materia educativa jamás iniciado. Sus conclusiones no dejan lugar a la duda: los centros educativos tienen que partir de la organización heterogénea de sus aulas, admitir a todo el alumnado evitando la exclusión de éste, y potenciar el diálogo y el trabajo compartido con otros adultos dentro de la clase. El informe recoge en definitiva todas aquellas prácticas educativas que están demostrando éxito a nivel internacional. Países como Finlandia y todos aquellos que lideran las pruebas PISA desde hace años vienen tomando nota de este tipo de políticas educativas. Recogida en su ley de educación, la escuela finlandesa tiene prohibida la segregación y separación de su alumnado fuera del aula de referencia.

Y el sistema educativo español, como viene siendo habitual en estas últimas décadas, sigue ajeno a todas estas realidades pedagógicas. La Junta de Andalucía está proclamando, con orgullo y como eslogan de su política educativa, el ideal de una escuela bilingüe. Una escuela que se basa en la segregación parcial de su alumnado en función de sus ritmos de aprendizaje, práctica completamente contraindicada por todos los informes de la comunidad científica. Los institutos y colegios andaluces bilingües basan su modelo de organización en separar en cada curso y en diversas materias aquellos alumnos/as que recibirán una enseñanza bilingüe en grupos independientes de los que no la recibirán. Se están creando de esta manera en estos institutos agrupaciones de alumnos de primera y de segunda. Sobra decir que los alumnos admitidos en los grupos bilingües son los de mayor rendimiento académico. Es evidente que en la mayor parte de los casos tales alumnos, además, reciben una enseñanza de idiomas en horario ajeno, pagado por sus padres, o simplemente son los que han tenido mayores oportunidades de viajar al extranjero o pagarse una academia.

Esta línea de actuación es lamentable. La escuela pública, lejos de tratar de transformar su entorno y equiparar a los alumnos menos favorecidos para darles las mismas oportunidades, está potenciando de forma indirecta la creación de centros educativos en los que se agrupan al alumnado por ritmos y niveles académicos. Está demostrado que los únicos grupos que funcionan son aquellos que manifiestan una heterogeneidad entre sus integrantes. Los alumnos de altas capacidades pueden así ayudar a aquellos otros de menor nivel. ¿Qué hacemos cuando todos los alumnos de elevado nivel están, como mínimo en la mitad de las materias, en un grupo frente a todos los demás alumnos (repetidores, con adaptaciones, etc.) que están en otro? ¿Cómo trabaja la atención a la diversidad un profesor/a que le toca el grupo no bilingüe? ¿Qué clima de trabajo se genera en un claustro donde hay profesores bilingües que solo dan clase en los grupos “de elite” frente a otros que únicamente dan clase en los grupos “gueto”? ¿Qué expectativas de mejora podemos depositar en los grupos no bilingües donde está todo el alumnado conflictivo, disruptivo y desmotivado?

Y esta segregación no es en modo alguna exagerada. En un centro bilingüe de línea dos tan solo cabría este modelo de organización expuesto. En cada curso, desde primero hasta cuarto, existirían dos posibles grupos: uno el bilingüe y otro con el resto del alumnado. O lo que es lo mismo: en cada curso, un grupo con el alumnado brillante, motivado, normalmente de nivel socio económico medio elevado; en el otro los alumnos repetidores, desmotivados, disruptivos, con adaptaciones curriculares y de nivel socio económico medio bajo, repartidos de esta manera en al menos el 50% de las materias (sería interesante saber si en las materias no bilingues el alumnado vuelve a repartirse de forma equilibrada). Es decir, justo la antítesis de lo que promulga la comunidad científica. La homogeneidad como principio de organización frente a la heterogeneidad. La exclusión por ritmos de aprendizaje frente a la inclusión. Los “alumnos y alumnas andaluces bilingües” venden en los medios de comunicación.

La Junta se está equivocando con esta planificación del bilingüismo en sus centros. Naturalmente que el aprendizaje de un segundo idioma es clave para la nueva sociedad informacional. Pero existen otros modelos de organización que no priman la segregación del alumnado. Y los más perjudicados serán, como siempre, los alumnos y alumnas que no han tenido la suerte de “caer” en un grupo bilingüe.




Premios a la Promoción de la Cultura de Paz


La Consejera de Educación de la Junta, la Delegada de Educación de Granada y el Director del Centro
La humildad muchas veces oculta la satisfacción del reconocimiento, de la labor bien hecha. Recientemente, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha otorgado al IES Gregorio Salvador el cuarto Premio a la Promoción de la cultura de Paz y de la no violencia. Hemos sido seleccionados de entre todos los centros de primaria y de secundaria de toda nuestra comunidad. Y como todo premio recibido, no podemos ocultar nuestra gratitud y alegría, nuestra enorme satisfacción por una labor de tres años encaminada a hacer de nuestro centro una auténtica escuela inclusiva, participativa y democrática.
Este premio va dirigido a todos los sectores de nuestra comunidad. Al profesorado, que poco a poco ha ido asumiendo de forma voluntaria la filosofía de comunidades, implicándose en las diferentes actividades que lo conforman. Y por supuesto a nuestro voluntariado cuya actitud altruista y desinteresada está permitiendo hacer de nuestro entorno una realidad que poco a poco va transformándose. Ya ha quedado de manifiesto en varias entradas de este blog, pero vuelvo a recalcar la importancia de este colectivo, en su mayor parte formado por madres de nuestros alumnos y alumnas, que están dedicando una parte de su tiempo a la formación de nuestros alumnos y alumnas, a lograr que alcancen el máximo nivel educativo posible, huyendo de los planteamientos compensatorios que tanto mal y tanto perjuicio están ocasionando en nuestro sistema educativo, causa principal del elevado índice de fracaso escolar y de abandono de nuestras aulas.
Y por supuesto este premio va para nuestros alumnos y alumnas, principales beneficiarios de la labor educativa que entre todos y todas estamos llevando a cabo en el Centro. Son las ventajas y bondades de un modelo de escuela inclusiva donde todas las personas ayudan en la tarea educativa, incluido el espacio del aula.
Ahora queda lo más difícil. Mantener el espíritu y la ilusión de Comunidades, mucho más allá de personas concretas, como una forma de enraizar el proyecto dentro de toda una comunidad educativa.